Recientemente hemos visto como ha aumentado los casos de violencia o acoso en el sector educativo, lo que complica las buenas prácticas educativas. El bullying es un término que proviene de la palabra inglesa bull, que significa toro; por tanto, podríamos decir que aquellos que llevan a cabo esta acción se asemejan a un toro, que arremeten contra todo y todos. Antiguamente el acoso era solo a nivel presencial, poco a nivel las redes. Hoy en día, ha sido notorio el crecimiento del uso del internet y las redes, lo cual tiene muchas ventajas para la enseñanza, pero también tiene un lado negativo que es el ciberbullying o ciberacoso. El ciberbullying supone el uso de las nuevas tecnologías para acosar a una persona o estudiante en particular, en este no existe un contacto directo entre agresor y víctima, de hecho, el agresor suele mantener su identidad escondida para protegerse.
Estos tipos de acoso afectan a toda la comunidad educativa, no debe ser solo un problema de la víctima. Por lo tanto, se debe comenzar con la prevención y no actuar cuando ya esté el hecho consumado. Dada la magnitud del problema, en los colegios es relevante conocer cuáles son los programas de prevención que se están llevando a cabo en el mundo. También resulta importante reflexionar sobre las etapas educativas en las que se desarrollan, pues es durante la educación infantil (hasta los seis años de edad) cuando los niños adquieren una infinidad de hábitos y costumbres. Hay que tener en cuenta que, como ya indicara Piaget (1999), una de las características de la infancia es el egocentrismo. Además, se presentan problemas para expresar las propias emociones debido a su corta edad y a su falta de fluidez verbal.