Las competencias en el contexto educativo son el pilar del desarrollo curricular y el incentivo tras el proceso de cambio, cambio que se ha profundizado en este escenario post pandémico y que todo docente debe aprovechar. Por lo cual, es necesario recordar la definición de competencias, la cual se basa en “el desarrollo de las capacidades complejas que permiten a los estudiantes pensar y actuar en diversos ámbitos”.
La competencia puede emplearse como principio organizador del curriculum. En un curriculum orientado por competencias, el perfil de un educando al finalizar su educación escolar sirve para especificar los tipos de
situaciones que los estudiantes tienen que ser capaces de resolver de forma eficaz al final de su educación. Dependiendo del tipo de formación, estos prototipos de situaciones se identifican bien como pertenecientes a la vida real, como relacionadas con el mundo del trabajo o dentro de la lógica interna de la disciplina en cuestión.
En tanto, es necesario aclarar, que el enfoque por competencias no es un método de enseñanza, mejor se puede entender como una manera de organizar la formación y la evaluación para darle más sentido y contexto y para ayudar a los estudiantes a entender por qué tienen que aprender ciertos contenidos, desarrollar ciertas habilidades y alcanzar ciertas competencias. Por consiguiente, el enfoque por competencias busca entonces mejorar la coordinación en la formación de los estudiantes y allí radica su importancia. Las decisiones se toman en colegialidad y la responsabilidad de la formación está distribuida de manera equitativa entre los actores. De manera que, el estudiante debe construir y delinear su proceso de aprendizaje, esto conlleva a aprovechar las potencialidades que poseen los estudiantes y hacer clases más dinámicas, donde la participación de cada uno de los educandos sea tomada en consideración.
De allí que, el enfoque por competencias, ayuda a desarrollar capacidades cognitivas superiores, tales como el
análisis, el pensamiento crítico, la creatividad, el juicio científico, etc. Además, favorece el desarrollo de aspectos
afectivos, como valores, actitudes, habilidades interpersonales, comunicativas, de liderazgo, de compromiso, entre otras.
Finalmente, el enfoque por competencias es de gran importancia sea cual fuere el escenario en el contexto actual, se entrenan competencias que requieran de una intervención determinada para mejorar ciertos procesos o tareas en entornos específicos, se establecen líneas determinadas para mejorar prácticas, se generan modelos competentes de comunicación y de trabajo en equipo, se pueden favorecer procesos de mejora continua, una estrategia muy usada para implementar modelos de gestión por competencias particulares o específicas en un colectivo en aprovechamiento de competencias técnicas favoreciendo cada ocupación demandada.